Contra las predicciones del futuro, contra el miedo que paraliza, Ángel Pinedo reafirma en esta nueva obra por qué ha elegido la poesía como exorcismo frente a todos los males. Así se alza el poeta, enarbolando su voz y nos dice con claridad:
"en cada guerra
vuelvo a creer en la palabra,
en esa palabra
sin prisa y sin dueños
que late, como un ave
sin cadenas..."
Qué tiempos tan complejos para el poeta, que busca la belleza en medio del caos. Y creo que en esta ocasión, nuestro autor ha encontrado el equilibrio justo para no sucumbir a la ansiedad y el desconsuelo; mundo ingrato el que habitamos pero seremos salvados -qué duda cabe- por la belleza: la creación en todas sus formas, el arte. En este momento de su producción, Pinedo ha logrado integrar la música como cable a tierra, como un salvaconducto que le permite ir y venir sin perder el norte; es que para retornar a los orígenes de la lírica, nada mejor que el canto del poeta. Ángel Pinedo ha encontrado el camino y nos lo brinda, una vez más, en sus bellísimos textos, esta vez más musicales, más abarcadores. Seguramente son verdaderas sus palabras cuando nos dice que su Patria es la Poesía.
DORA DI SARLI
(Licenciada en Letras, UBA)