Nuestras voces son el eco de la voz del poeta. Esa es la verdadera; las nuestras son solo el eco de la voz oída, la que nombra el mundo.
La del poeta es la voz inaugural, la que designa por vez primera, porque "poéticamente habita el hombre sobre la tierra".
Y cuando todas las voces se hayan silenciado, los sonidos primigenios nos devolverán el orden de un mundo ya perdido, sus contornos imprecisos, su callada figura.
Qué bueno será entonces recuperar el sonido de la palabra proferida, el hilo conductor que nos devuelva el nombre, el signo oculto, la señal escondida.
Ángel Pinedo, nuestro poeta, nos convoca otra vez para hacernos escuchar su voz; y ha recorrido el camino de la madurez, de los encuentros y los desencuentros, de las pequeñas felicidades y las grandes emociones. Y nos deja entre estas páginas el eco de esas horas de creación, de dolor y de crecimiento. Celebremos el regalo de poder oírlo, de poder recuperar el tiempo en que "siempre en el aire/ un puñado de palabras".
DORA DI SARLI (Editora de Puente del Sur Ediciones, Licenciada en Letras de la UBA)
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